18 noviembre 2024

Memoria Escrita (Capitulo 7) Vida y Trabajo": Una historia de riesgo

En 1967, unos meses antes de finalizar mi formación, recibí tres ofertas de empleo de diferentes empresas para comenzar a trabajar tan pronto terminara mis estudios. Finalmente, opté por una empresa radicada en el País Vasco que contaba con una sección dedicada a la electrónica en general y a los amplificadores de sonido de alta fidelidad importados del  Reino Unido. Permanecí allí algo más de un año y medio, tiempo suficiente para hacer mi primera práctica de pintura al óleo, tener mi primera novia casi formal y establecer amistades que mantengo hasta hoy.

De regreso a Valladolid, trabajé durante casi tres años en la delegación técnica de una conocida marca alemana, especializada en el área de televisión. Este empleo me permitió compaginar el trabajo con mi servicio militar, que inicié en marzo de 1970 en el ejercito del aire y que se prolongó durante casi 16 meses.

En marzo de 1973  empecé a trabajar en la factoría de motores de una multinacional francesa, conocida entonces como FAMESA, donde permanecí hasta 1984. 

Durante mis 11 años en esta empresa , tuve la oportunidad de conocer todos los procesos de fabricación de los motores Renault, pero también viví experiencias menos gratas que perdurarán en mi memoria. El otoño de 1974 fue particularmente tenso en la empresa y en Valladolid en general. La empresa había eliminado el descanso de los sábados por la tarde y la pausa para el bocadillo, basándose en la nueva Ordenanza del Metal. Los sindicatos entonces clandestinos convocaron una huelga que fue secundada mayoritariamente por los trabajadores. Las calles de la ciudad se llenaron de manifestantes, cargas policiales etc. Los vallisoletanos aún recuerdan el cierre de la factoría, así como los despidos y detenciones. Además, la empresa descontó los sueldos del mes de octubre debido a los paros y el cierre.

En  ese Octubre de1974, contraje matrimonio con la que al dia de hoy sigue siendo mi pareja, Marisa. La boda se celebró el sábado 26 por la tarde en una pequeña ermita situada en las afueras de la ciudad, junto al antiguo cementerio y una pradera donde se realiza cada año la romería de a la Virgen del Carmen. Tras la ceremonia, algunos invitados debieron de quedar algo insatisfechos por no haber sido invitados a una comida, aunque después se les agasajó con un discreto lunch en el restaurante BusStop. En consecuencia, los regalos también fueron escasos y discretos.

Recién llegados a la isla de Tenerife, celebrando nuestro recién estrenado matrimonio, nos sorprendió una información que aparecía en un periódico local referente a Valladolid. Se trataba de un trágico suceso. Ese mismo 30 de octubre de 1974, a las 5:49 de la madrugada, se desató un incendio en un almacén de la planta baja en la factoría del grupo denominada Montaje-2, donde se almacenaban neumáticos, guata y materiales para los asientos de los coches. El fuego avanzó rápidamente afectando a buena parte de la factoría. En ese momento, solo estaban presentes los equipos de mantenimiento y los empleados de una empresa de limpieza. El servicio contra incendios de la empresa resultó insuficiente, por lo que acudieron bomberos de Valladolid, Palencia, Segovia y del aeropuerto de Villanubla, además de algunos empleados que intentaron socorrer a sus compañeros.

La noticia del incendio se propagó rápidamente por la ciudad, generando gran preocupación, ya que muchas familias tenían algún ser querido trabajando en la factoría. Afortunadamente, los bomberos lograron evitar que las llamas alcanzaran la segunda planta, donde se encontraban depósitos de pintura y tanques con 30.000 litros de combustible. El fuego fue controlado hacia las 8:30 de la mañana del día 31, pero aún quedaba por hacer el recuento de víctimas.

Diez personas perdieron la vida en el incendio: tres empleados de la empresa y siete trabajadores de limpieza, hallados asfixiados en los vestuarios. También hubo 31 heridos de diversa consideración. Se destruyeron 10.000 metros cuadrados de los casi 63.000 que tenía la factoría.

El clima laboral del momento dio pie a rumores de sabotaje. La empresa contrató a una firma británica para investigar las causas del incendio. El informe final concluyó que el fuego no fue fortuito, aunque no se identificó su origen o responsables. 50 años después, la verdad sigue siendo un misterio. Lo que sí se sabe es que diez personas murieron aquel día en su lugar de trabajo.