Es mi deseo compartir con todos vosotros el texto que, junto con algunas fotos de la jornada de hoy, incluiré en el blog que mantengo y actualizo con casi todas mis andanzas desde 2010.
Hoy, 26 de mayo de 2025, cerramos con emoción un capítulo que comenzó en octubre del año pasado: la actividad de Marcha Nórdica organizada por Compex. Más que una actividad física, ha sido un recorrido compartido de salud, naturaleza, compañerismo y gratitud.
Como tantas otras veces, nos encontramos a las 8:00 junto a la Oficina de Información y Turismo, nuestro punto de partida habitual. Entre saludos y sonrisas, firmamos la hoja de asistencia y escuchamos con cariño la entrañable charla de nuestro querido Miquel, cuyas palabras, siempre cercanas y motivadoras, han sido un estímulo constante durante estos meses.
El plan de hoy era sencillo, sin prisas ni exigencias, como una despedida amable: pusimos rumbo hacia la ruta de L'Ortoll, con parada en el restaurante El Cid. Allí, los doce marchadores compartimos un almuerzo modesto pero lleno de significado: bocadillos, bebidas, cafés... y sobre todo, buena conversación, risas, recuerdos.
En un momento especial, levantamos nuestras copas y brindamos por el grupo: por la constancia, la alegría compartida y el camino recorrido juntos. Luego, entre aplausos y emociones contenidas, entregamos a Miquel un obsequio preparado con todo nuestro cariño, acompañado de una tarjeta con dos imágenes: una representando la marcha nórdica, y otra, una de tantas fotografías tomadas en estos meses, reflejo fiel de nuestra complicidad y buen humor.
Emprendimos el regreso a Vilanova con el corazón lleno: sabiendo que estos meses han sido mucho más que ejercicio físico. Han sido una experiencia que ha fortalecido nuestros cuerpos, sí, pero también nuestros lazos, nuestro ánimo y nuestro sentido de comunidad.
Nos vamos con la esperanza y el deseo profundo de que este camino no haya hecho más que comenzar.
BRINDIS
Amigos, amigas, compañeros de ruta…
Hoy no solo celebramos el fin de un curso, sino también los pasos que hemos dado juntos, los kilómetros compartidos y, sobre todo, el privilegio de haber tenido un guía excepcional.
Queremos levantar nuestras copas por ti, Miquel, por tu dedicación incansable, por tu paciencia infinita, por corregirnos una y otra vez la postura con una sonrisa, por enseñarnos que caminar también puede ser un arte… y una alegría compartida.
Gracias por enseñarnos que el brazo va recto, que el bastón se clava atrás, que no es lo mismo andar que marchar… y por repetirlo cien veces sin perder la fe en nosotros.
Gracias por marcar el ritmo con generosidad, por alentarnos en las cuestas, por esperarnos cuando alguno se queda atrás, y por hacer de cada salida una experiencia enriquecedora.
Brindamos por ti y por todo lo que nos has enseñado, en el cuerpo y en el espíritu.
¡Salud, y que nunca nos falten ganas de seguir andando!