Desde finales de 2017 dentro del programa del IMSERSO,
teníamos previsto una visita a esta ciudad situada en el sur de Aragón. Es la
capital de la provincia con el mismo nombre y posee un importante patrimonio
artístico mudéjar (parte del cual ha sido reconocido por la UNESCO como
Patrimonio de la Humanidad). Es la capital de provincia menos poblada de
España. Se encuentra en la confluencia de los ríos Guadalaviar y Alfambra,y
desde aquí al Guadalaviar se le conoce también como río Turia. Situada a una
altitud de 915 msnm, su clima se caracteriza por presentar inviernos fríos
y
veranos cálidos y secos.
Entre sus atractivos turísticos se encuentran sus
edificaciones mudéjares, el mausoleo de los Amantes de Teruel, El Torico y el
centro paleontológico Dinópolis. Los monumentos mudéjares más destacados son la
iglesia de Santa María, catedral de la diócesis de Teruel y las torres de El
Salvador, San Martín y San Pedro, a cuyos pies se encuentra la iglesia que
recibe el mismo nombre, también de arte mudéjar.
Según una leyenda, para fundar la nueva ciudad, los sabios y
las gentes principales de villa se reunieron y buscaron diversas señales y
presagios, encontrando favorable el que un toro mugiera desde un alto (que se
correspondería con la plaza principal actual, la del torico) y que sobre el
toro brillara una estrella. De este encuentro toma según algunos autores nombre
la ciudad, ya que provendría de juntar en una palabra el vocablo
"toro" y el nombre de la estrella, "Actuel", formando de
este modo la palabra "Toroel", y después "Toruel". De este
fortuito encuentro procedería también el símbolo del toro y de la estrella, que
se puede observar tanto en la bandera como en el escudo de la ciudad.
Iniciábamos nuestro viaje el viernes 2 de Marzo camino de
Tarragona-Reus para desde allí por la N-420 recorrer los 332Km que nos
separaban de Teruel. Hicimos una breve parada en Calaceite para reponer fuerzas
y visitar esta localidad que posee un patrimonio clasificado en dos grandes
grupos: patrimonio arquitectónico y patrimonio arqueológico. Comimos en la
Fonda Alcalá, una casa de comidas de toda la vida y toda una institución en
esta comarca de Matarraña con gastronomía de la tierra.
Continuamos hacia el Hotel Reina Cristina, situado en pleno
centro de la ciudad. Tras realizar la recepción buscamos un aparcamiento en las
inmediaciones de la estación muy próximo también al hotel.
Antes de la cena prevista para las 21:00 tuvimos una charla
de presentación por parte de la agencia que se encargaría al dia siguiente de
guiarnos en una visita por las zonas mas significativas de la ciudad.
La cena en este hotel, buffet poco variado y sin demasiada
calidad. En la mesa coincidimos con dos parejas de Manzanares(Castilla La
Mancha), con las que mantuvimos una amena charla durante todos los momentos que
coincidimos.
El sábado 3, teníamos el desayuno entre 8 y 9 de la mañana
para después a las 9:30 reunirnos con la guía (Isabel) y realizar la visita por
las calles de la ciudad. La mañana se presenta fría aunque sin lluvia e
iniciamos el recorrido con una breve explicación de la leyenda de los amantes
de Teruel al borde de la gran Escalinata de estilo neomudéjar y se construyó a
principios del siglo XX, aunque es inevitable asociarla a algunas obras de
Gaudí en Barcelona. En uno de los laterales está el Ascensor que también
permite el acceso al Paseo del Óvalo. Sin movernos de esta ubicación se nos
cuenta todos los detalles de la leyenda de los amantes Juan e Isabel dos
jóvenes turolenses
que murieron de amor y que son una parte fundamental en la historia y tradición de la ciudad. De hecho, hoy en día se celebran todos los años en el mes de febrero las Bodas de Isabel, un acontecimiento en el que se recrea la trágica historia y las calles se transforman a la época medieval. En el Mausoleo, un edificio bastante moderno y que se inauguró en 2005, se puede ver las esculturas de los amantes y diferentes salas expositivas que cuentan la historia.
que murieron de amor y que son una parte fundamental en la historia y tradición de la ciudad. De hecho, hoy en día se celebran todos los años en el mes de febrero las Bodas de Isabel, un acontecimiento en el que se recrea la trágica historia y las calles se transforman a la época medieval. En el Mausoleo, un edificio bastante moderno y que se inauguró en 2005, se puede ver las esculturas de los amantes y diferentes salas expositivas que cuentan la historia.
Desde esta posición podemos disfrutar de la vista de una de
las torres mudéjares, la del Salvador que como si de un minarete almohader se
tratase sobresale entre los techos aledaños, aunque en realidad forma parte de
la Iglesia de El Salvador. Es curioso que de las torres de estilo mudéjar que
hay en la ciudad ninguna fue un minarete como tal, sino que pertenecen a la
época en la que ya reinaban los cristianos tras la reconquista pero se
conservaban influencias musulmanas. Estos artesanos desarrollaron un estilo
arquitectónico que incorporaba referencias del gótico en aquel momento en boga
en la Europa cristiana, pero que incluía también sus propios elementos de
tradición musulmana. Otra característica muy destacada es el uso de materiales
considerados pobres: se desecha la piedra, que era la base casi exclusivo para
la construcción en la época de torres e iglesias, y se usan el ladrillo y los
azulejos. Además, de la necesidad se hace virtud y con estos materiales se
diseñan elementos decorativos sencillos, pero de una belleza muy especial. Cuatro
torres -además de la techumbre y el cimborrio de la Catedral- forman lo más
destacado del conjunto mudéjar de Teruel. Dos de ellas unen a su belleza
arquitectónica y a su valor histórico un encanto extra: son las protagonistas
de una de las más hermosas leyendas de una ciudad que, como Teruel, está llena
de leyendas.
Son las del Salvador y San Martín, y como suele ser el caso
en estos asuntos, se trata de una historia de amor, y como no podía ser menos,
con un componente trágico.
La
historia de Zoraida, Omar y Abdalá
La leyenda de las torres del Salvador y San Martín nos lleva
al Teruel del S XIII por el que dos grandes amigos, Omar y Abdalá, caminaban
despreocupados sin saber que su vida iba a cambiar en el instante en el que contemplaron,
asomada a una ventana, a la bella Zoraida.
Empezó entonces una competición por el amor de la joven y la
amistad acabó convirtiéndose en odio. Según algunos ella les pidió que cada uno
construyera una torre, según otros estaban ya trabajando en ellas, la cuestión
es que el padre de Zoraida prometió la mano de su hija a aquel que acabara
antes las que hoy son la Torre de San Martín y la del Salvador.
Las torres se elevaban mientras los dos rivales las cubrían
de andamiajes para que no pudiese seguirse bien desde el exterior la evolución
de la obra. Había turnos que llegaban hasta la noche, multitud de obreros y un
esfuerzo nunca antes visto en la ciudad.
Omar fue más rápido, pero el día que anunció su victoria y
descubrió su obra la ciudad, congregada a sus pies para contemplarla, vió no
sólo una bellísima torre sino que se dio cuenta que esta, sorprendentemente,
estaba ligeramente inclinada. El propio Omar, al darse cuenta del error
terrible que había cometido, subió a lo más alto de su torre y se arrojó al
vacío acabando con su vida.
Del otro lado la torre de Abdalá se terminó unas semanas
después y se mostró a todo Teruel tal y como la vemos hoy en día: tan bella
como perfectamente recta y, lo que resultó sorprendente, con un notable parecido
a la de San Martín.
Por supuesto, Abdalá se casó con Zoraida, si bien la leyenda
no alcanza a contarnos si fueron felices el resto de sus días o si, quizá, el
recuerdo del desdichado Omar ensombreció su felicidad.
Continuando nuestro recorrido pasamos junto a la Casa Ferran
construida en 1910, es la primera obra plenamente modernista del arquitecto
tarraconense Pablo Monguió destacando la elegancia y el dinamismo de su
decoración, de inspiración principalmente vegetal y formas sinuosas, en la que sobresalen
las labores de forja y fundición. Seguimos avanzando hasta desembocar en la plaza del Torico donde se
encuentra la famosa fuente de Teruel y su icono. Esta fuente tiene una gran
columna que está coronada por un toro de reducido tamaño, de ahí que se le
denomine "Fuente del Torico", en la parte baja cuatro cabezas de
toros escupen agua que cae a la base de la fuente. La primitiva fuente que se
construyó en este lugar eran unos aljibes y databan de 1375, aunque fue
sustituida dos veces para que en 1858 se erigiera la actual.
En esta misma plaza nos encontramos dos preciosas casas
modernistas, la del Torico y La Madrileña. La primera
construida en el año 1912 por el arquitecto tarraconense
Pablo Monguió y que es uno de los mejores edificios modernistas conservados en
Aragón por su pureza estilística, sentido lúdico y libertad compositiva, todo
ello resaltado por la armonía y el cuidado del detalle de los motivos
decorativos en los distintos materiales. En el caso de La Madrileña, las
limitaciones dimensionales de la parcela, se ven compensadas por el tratamiento
de la fachada en ella la delicadeza, el dinamismo y el gusto por los motivos
naturales, ya sean vegetales o animales (mariposa), propios del modernismo dan
lugar a una magnífica composición en la que estructura y decoración forman un
todo indisoluble.
Continuamos nuestro pase hacia la Catedral dedicada a Santa
María de Mediavilla que es una de las construcciones más características del
mudéjar en España, y una de las escasas catedrales españolas, junto con la de
Tarazona, construidas en este estilo. Actualmente, está considerada como (Bien
de Interés Cultural). Fue declarada Monumento histórico-artístico perteneciente
al Tesoro Artístico Nacional en 1931. La torre, la techumbre y el cimborrio son
Patrimonio de la Humanidad desde 1986. Comenzó a edificarse en estilo románico
en 1171 y se concluyó con el levantamiento de la torre mudéjar en 1257. En 1538
fue construido el cimborrio de la nave central, en estilo plateresco-mudéjar.
En 1587 fue consagrada como Catedral.
Una de las maravillas que acoge es la techumbre con función
estructural (lo que no es habitual). Casi todos los techos mudéjares son
artesonados, esto es, elementos meramente decorativos. En este caso se trata de
un cubrimiento en techumbre, cuyo armazón sostiene la parte superior de la nave
y consolida la estructura. Se la ha llamado la «capilla Sixtina» del arte
mudéjar, por su gran valor arquitectónico y pictórico. Mide 32 metros de
longitud y data del siglo XIV. En sus casetones hallamos motivos históricos,
religiosos, costumbristas. El Cimborrio fue llevado a cabo en 1538 y con el se
conseguía iluminar el nuevo retablo mayor (1536), obra maestra del renacimiento
del escultor Gabriel Yoly en madera de pino teñido con nogalina. Finalizamos la
visita guiada con la visita al Museo Diocesano.
Una visita obligada es la del Mausoleo se los Amantes y
hacia allí nos dirigimos.
Instalado en un nuevo edificio inaugurado en 2005, nos cuenta la
historia de amor de dos jóvenes: La amistad entre dos niños de Teruel, Juan
Diego de Marcilla e Isabel de Segura, se convirtió temprano en amor. Rechazado
por la familia de Isabel por carecer de bienes de fortuna, el pretendiente
logra un plazo de cinco años para enriquecerse y parte a la guerra. A su regreso,
suenan en la ciudad campanas de boda; Isabel va a casarse con el señor de
Albarracín. El enamorado se introduce furtivamente en casa de su amada y le
pide un beso, el último beso. Ella se lo niega y el joven muere de dolor. Al
día siguiente se celebran los funerales en San Pedro. Una mujer enlutada y con
la cara cubierta por un velo se acerca al féretro, besa al difunto y muere
junto a él. Es Isabel de Segura, que va a darle a Juan Diego el beso que le
negó en vida. Data esta historia del siglo XIII. Años más tarde, en 1555, se
descubrieron las momias de los amantes enterradas en la capilla de San Cosme y
San Damián. Juan de Ávalos esculpió las
estatuas yacentes bajo las que reposan las momias. La fría serenidad de Los
Amantes, cuyas manos no llegan a juntarse, es símbolo de un amor imposible que
desborda los conceptos humanos. Las bases estás moldeadas en bronce: Un ángel
–que simboliza la obediencia- en el sepulcro de Isabel; un león –símbolo de la
valentía- bajo el sepulcro de Diego.
Nos dirigimos de nuevo a la Plaza del Torico donde tomamos
el tren turístico que recorre todas las zonas significativas de Teruel que
recorre los principales monumentos de Teruel: Plaza del Torico, Catedral, Casa
de la Comunidad (Museo de Teruel), Acueducto de Los Arcos, Restos de La Muralla
y Torreones, Torre de San Martín, Torre del Salvador, Paseo del Óvalo,
Escalinata, Viaductos, Arte Modernista y la Iglesia de los Franciscanos.
Durante todo el recorrido, un guía profesional nos acompaña desvelándonos todos
los secretos de la ciudad de los amantes.
Decidimos acercarnos a Albarracín, una población situada a
unos 38Km, donde aprovecharíamos para comer y posteriormente sumarnos a una
visita guiada que comienza con una introducción histórica, contratada en una
agencia local llamada “El Andador”. Una vez presentada la historia de
Albarracín, se hace un detenido y pausado recorrido por las calles. Se explica
la arquitectura civil, arquitectura religiosa, panorámicas, bellos rincones de
una de las ciudades más bellas. La visita comienza a las 16:30, mientras tanto
comemos en el bar “La Taberna”, situado en la plaza del Ayuntamiento a base de
jamón y tres variedades de quesos
de Teruel. La ciudad de Albarracín está situada a 1.171 metros sobre el nivel
del mar. Emplazada en una colina de los Montes Universales, es ciudad medieval
que se asienta en el istmo y la península que forma el río Guadalaviar. Está
rodeada en sus cuatro quintas partes por un profundo tajo que hace de foso
defensivo, complementado por el imponente recinto de murallas que culminan en
el castillo del Andador.
Cuenta con abundantes monumentos, como la Iglesia de Santa
María, la Catedral, el Palacio Episcopal, algunas mansiones señoriales, entre
las que destaca la de los Monterde, y una peculiar arquitectura popular donde
destacan la casa de la Julianeta, la casa de la calle Azagra, la plaza de la
Comunidad y la pequeña y evocadora Plaza Mayor.
Pero el encanto de Albarracín está sobre todo en el trazado
de sus calles adaptadas a la difícil topografía del terreno, con escalinatas y
pasadizos y en el conjunto de su caserío de muros irregulares, de color rojizo,
con entramado de madera, en difícil equilibrio, con aleros que se tocan. Una
característica diferenciadora de la ciudad de Albarracín respecto a los pueblos
de la Sierra es el empleo abundante de las estructuras con entramado de madera
y tabicones de yeso rojizo que confieren el color característico al conjunto.
El yeso es material característico en Albarracín, más incluso que la piedra. La
arquitectura de madera y yeso es más liviana que la de piedra, lo que reduce el
volumen de materiales a utilizar, y en el caso de la ciudad economiza el costo
de la obra por la dificultad de acceso de los mismos a ésta.
Cada rincón, cada casa, es objeto de admiración por sus
puertas y llamadores (picaportes de hierro imitando un pequeño y fantástico
dragón), sus diminutas ventanas con visillos de encaje, sus balcones corridos
en rica forja y de madera tallada, ... El monumento principal de Albarracín es
la ciudad misma, con todo su sabor popular y aristocrático, reflejo de su
historia y del buen hacer de sus gentes.
Como final nuestra estancia en Albarracín, tuvimos ocasión
de visitar “La Casona Noble” donde se puede ver el modo de vida de un
Albarracín de época. Comenzaremos en el zaguán, con su bella entrada de piedra
y mobiliario tallado del s. XIX. Una de las pocas que conserva la planta noble,
cuadra, bodega excavada en roca, alcobas, tapices, cocina de carbón, enseres de
la época o una curiosa colección de fotografía antigua de Albarracín.
Regresábamos a Teruel hacia las 20:00 horas. De nuevo en el
hotel, durante la cena y en la sobremesa mantuvimos una agradable charla.
El domingo durante el desayuno, intercambiamos números de
Mobil, Mails etc. con las cuatro personas de Manzanares con las que habíamos
compartido momentos de agradable charla y nos despedimos de todos ellos,
confiando en encontrarnos de nuevo en alguna otra ocasión.
Hacia las 10:00 partíamos por la A-23, dirección Castellón
con la intención de parar brevemente en dos poblaciones que nos habían
recomendado Mora de Rubielos y Rubielos de Mora situados a 45 y 55 Km.
respectivamente.
En la primera visitamos la Ex-Colegiata de Santa María un
templo de estilo gótico de mediados del siglo XIV y Castillo Palacio de los
Fernández de Heredia.
En Rubielos de Mora fuimos mas previsores que en Albarracín
y nada mas llegar reservamos una mesa para comer en el Rte.Victoria.
A esta localidad por su situación
geográfica se la ha llamado “El pórtico de Aragón” y también “Corte de sierra”
por el gran número de casas solariegas y edificios notables que forma su
Conjunto Histórico. Callejeando por Rubielos te encuentras un sin fin de casas
solariegas y pequeños palacios que pertenecieron a grandes nobles donde destaca
el trabajo de la piedra y la forja, sus aleros o sus escudos. Todo ello enmarcado en las murallas que protegían la villa y de las
que todavía hoy podemos admirar dos hermosas torres puerta, de San Antonio y
del Carmen (S. XIV).
Reemprendemos viaje
hacia las 16:00 llegando a casa alrededor de las 20:00 sin apenas incidencias
de trafico ni climáticas.