Son católicos, apostólicos y romanos pero mienten como
bellacos, además de robar -presuntamente, claro, hasta que el
año 2525 o así termine la instrucción del caso Gürtel y algunos
siglos después tengamos sentencia- a manos llenas. Pecan
gravemente contra dos de sus principales mandamientos divinos
pero no hay problema: luego se confiesan, rezan tres
padrenuestros y a otra cosa, mariposa.
Mienten, mienten mucho, y tantos años de soltarlas tan gordas
les han dotado de tal práctica que son capaces de proferir los
mayores despropósitos sin inmutarse. Igual es cierto que acaban
creyéndose sus propias mentiras.
Durante mi vida profesional he tratado con bastantes
delincuentes comunes cuando me ha tocado realizar reportajes de
sucesos. Nunca encontré ni un solo malhechor que no se mintiera
a sí mismo: si alguien murió cuando él tenía una pistola en la
mano, la culpa es de quien se puso en medio sin necesidad; si
una anciana acaba en el hospital tras ser arrastrada durante
metros por el asfalto porque desde la moto no consiguen quitarle
el bolso, la culpa es de la anciana que se empeña en no
soltarlo…
Están convencidos de que no mienten, por eso lo hacen con tanta
desfachatez, con ese envidiable desahogo ¿Se puede explicar
acaso de otro modo que vaya Rajoy, se presente en la
fundación FAES y suelte que estamos que nos salimos de lo bien
que vamos y hable hasta de “vibrante optimismo“?
¿Se puede tolerar que, en el mismísimo parlamento presuma de
políticas sociales y hasta frivolice replicando que a ver si es
que solo van a hacer políticas sociales en Cuba o en la Unión
Soviética?
Por mucha caradura que se tenga no se puede ser tan descarado
ni tan mentiroso. Ni él ni su selecto sanedrín:
Para Cristóbal Montoro, “cuando el español se levanta,
asombra al mundo” y eso sucede porque “estamos en el círculo
virtuoso de la economía española”. Cada día que pasa
se supera a sí mismo el responsable de Hacienda. Yo creo que
ensaya y prepara las burradas ante el espejo cada mañana,
mientras se imagina las caras de espanto en su gabinete de
imagen.
Y de Fátima Báñez, ¿qué me dicen? Para ella, “la
verdadera revolución de la reforma laboral” es crear empleo
“poco a poco y paso a paso como lo estamos haciendo”.
Solo le ha faltado decir “partido a partido” para bordarlo.
Al opusdeísta Fernández Díaz, tras condecorar vírgenes
y relacionar el aborto con Eta, sólo le falta afirmar que cuando
reprime manifestaciones con esa desenvoltura que sólo pueden
tener quienes se saben portadores de valores eternos, lo hace
por nuestro bien ¿o ya lo ha dicho?
Seguimos: José Manuel Soria nos quiere convencer de
que vamos a salir ganando con la nueva manera de facturar el
consumo eléctrico; Ana Mato no sabe de dónde salen los
coches aparcados en su propio garaje; de Guindos lleva
meses viendo los brotes tan verdes verdísimos, que ríete tú de
Elena Salgado en su día; Gallardón, tras violar sin
piedad la ley del aborto vigente, manifiesta que lo hace para
beneficiar a las mujeres… Por no hablar de los “diferidos” de Cospedal
o los 4.000 empleos diarios ” al peso de Floriano.
Les han “pillao con el carrito del helao” de los sobresueldos
de Bárcenas, de las connivencias con los negocios de Urdangarín,
Gürtel y demás Blesas, así que no les queda más remedio que
negar las evidencias, intentar desviar la atención hacia asuntos
como Gibraltar o Podemos y fumigar cuanta mosca cojonera
se interponga en sus caminos. Garzón y Pedrojota ya son
historia, a Elpidio Silva lo están literalmente
linchando… y continuamos para bingo.
Mienten, roban, prevarican, extorsionan… no dejan
-presuntamente- ningún mandamiento católico sin transgredir,
pero no hay problema. Después se confiesan, quedan limpios y… a
empezar de nuevo. Convierten nuestras vidas en un infierno pero
están convencidos que el cielo les está esperando.
Via: Publico.es