29 julio 2014

Escapada a Girona (1)

Un proyecto, acariciado durante varios meses estaba a punto de poder realizarse. 
A partir de 1984 y durante 10 años residimos en tierras catalanas. En ese tiempo tuvimos la posibilidad de recorrer estas tierras tanto por motivos profesionales como personales y en una de esas excursiones descubrimos una pequeña masía “Can Roca”(hoy La Roca Petita), situada al borde de la N-II y muy próxima a la ciudad de Girona, donde degustamos una de sus especialidades “Canelones”, que recordaríamos en muchas ocasiones durante los años siguientes.
Parecía que había llegado la ocasión de visitar de nuevo ese establecimiento y degustar de nuevo ese manjar. 
Pues nada, dicho y hecho. El 8 de junio, utilizando la Web de Booking  aprovechamos una oferta de un pequeño hostal (Alba) en la Costa Brava, concretamente en Tossa de Mar, para reservar alojamiento durante los días 16 y 17 de Julio
Situada en la costa de Girona, a medio camino entre la ciudad de Barcelona y la frontera francesa, Tossa de Mar es una antigua población de pescadores con un gran bagaje histórico, convertida en emblemático destino turístico de la Costa Brava desde hace algo más de medio siglo. Es sin lugar a dudas uno de los pueblos con más personalidad de la Costa Brava que ha sabido conservar el encanto de una villa medieval. En el pueblo de Tossa de Mar además de disfrutar del ambiente turístico que lo caracteriza, podemos pasear tranquilamente observando sus múltiples monumentos y el arte que proviene de siglos atrás entre los que es de destacar su Recinto Amurallado del siglo XIII que recorre el litoral rocoso y encierra a La Vila Vella de antiguas casas y calles. 
Una población que ha sido visitada por artistas, escritores... Pero sin duda la famosa que dejo huella en Tossa de Mar fue Ava Gadner. En los años 50, la mujer más bella del mundo se desplazó a Tossa de Mar para participar en la película Pandora y el holandés errante. Una estatua recuerda su paso por Tossa. La playa es de arena mas bien es gruesa pero el agua esta espectacular.
Iniciamos el viaje hacia Tossa de Mar  hacia las 10 horas del  dia 16. No teníamos especial prisa ya que no nos entregarían la llave en el hotel hasta pasadas las 14 horas, por lo cual  elegimos el camino mas corto pero también el mas lento, bordeando la costa. Por la C-31 hasta el cinturón litoral y desde allí por Badalona, Mataro, Calella, Blanes, Lloret y Tossa. Un itinerario nada recomendable, se atraviesan muchas poblaciones, semáforos, trafico intenso y en realidad no tiene ningún atractivo.
Tras acomodarnos en el hotel y siguiendo el consejo de la persona de la recepción (por cierto super-amable), nos dirigimos al Restaurante-Braseria Berlin donde degustamos un estupendo  menú de tres platos con buena calidad y rápido servicio.
De nuevo en el hotel, colocar los pocos enseres que llevamos, descansar y refrescarnos del calor que a esa hora hacia por las calles. 
Hacia las 19 horas nos dirigimos hacia e pase marítimo por donde paseamos admirando la murallas de la Vila Vella. Esta ciudad amurallada que se cree fue construida en el siglo XII, cuenta con siete torres circulares y su función era, además de la de albergar el palacio del gobernador en el siglo XIV y la iglesia, el evitar el ataque de los piratas.
Tras pasar frente a cantidad de restaurantes con todo tipo de especialidades, iniciamos el ascenso a la parte mas alta de la Vila Vella donde se encuentra el faro de Tossa, abierto en 1917, que reemplazó a las antiguas hogueras como medio de señalización marítima. Y junto al faro se encuentra el Centro de Interpretación de los Faros del Mediterráneo, un centro de estudios impulsado por el gobierno de la Generalitat de Catalunya que investiga y supervisa la conservación de los faros existentes sobre la costa catalana del Mediterráneo.
En este recorrido tuvimos ocasión de descubrir  la antigua iglesia parroquial de Tossa, de la que solo queda la cabecera, parte de una capilla y el arranque de los muros laterales. Fue abandonada en el  siglo XVIII cuando se construyo extramuros la nueva iglesia y que comenzó a destruirse como consecuencia de la explosión de un polvorín de los franceses a principios del siglo XIX. Después sus piedras fueron aprovechadas por los vecinos para construir o reformar sus casas.
En el año 2003 se realizó excavaciones que confirmaron la existencia de una primitiva iglesia del siglo X. El templo gótico que nos ha llegado ruinoso constaba de una nave única, con ábside poligonal y dos capillas laterales, y tenía un campanario de torre de planta cuadrada. En la clave de bóveda del ábside podemos ver una imagen de San Vicente, del segundo cuarto del siglo XV, atribuida a Pere Oller
Siguiendo nuestra ascensión nos cruzamos con la estatua de Ava Gardner que desde 1998 se encuentra sobre una placita que hace las veces de mirador y que erguida y atractiva mira en el horizonte el mar, donde todavía navega el Holandes Errante. Es este el homenaje del pueblo de Tossa de Mar a su participación en la película “Pandora y el Holandés Errante”, filmada en 1950 en la localidad.
Ava Gardner protagonizó junto al torero español Mario Cabré esta pelicula. Muchos habitantes del pueblo participaron en el rodaje y conservan un buen recuerdo de la bella actriz, que mantuvo un romance con el torero en la vida real, cuando al parecer estaba comprometida con Frank Sinatra, que también visitó el pueblo (cuentan que para vigilarla).
El final de nuestro recorrido por la Vila Vella finaliza en El Faro que se encuentra en el punto más alto de su costa, sobre un acantilado a 70 metros. Todavía hoy sigue siendo un punto de referencia para los pescadores que vuelven de faenar. Construido en 1917 tiene un alcance de entre 20 y 30 millas náuticas, dependiendo de la meteorología. Tiene una altura de 10 metros y en su interior alberga además el Centro de Interpretación de Faros del Mediterráneo, una exposición abierta al público para conocer sus aspecto históricos y tecnológicos.
La panorámica que se divisa desde aquí es espectacular y si a esto le añades la posibilidad de tomarte un helado en la terraza del bar situado junto al faro, desearías que el tiempo se detuviera.
La magia también se acaba e iniciamos el descenso hacia el paseo marítimo donde tras dar un amplio paseo nos dirigimos a la pizzería Mestre d’Aixa, también recomendada por Marta la recepcionista del hotel donde nos alojábamos. Tal y como nos indico el lugar no nos defraudo en absoluto fue quizás una de las mejores pizzas que he comido nunca, servida junto a una estupenda ensalada y en un ambiente agradable, con rapidez y por verdaderos profesionales.

A.Cea (Vilanova y La Geltru 27-07-14)