14 marzo 2011

Paris (Jueves 23-09-10). Ciudad de manifestaciones

Hoy apenas madrugamos. Nuestro plan para hoy pasaba por dedicar la mañana a visitar dos museos que realmente nos interesaban, ambos dedicados íntegramente a la etapa del impresionismo, me refiero al de L’Orangerie situado en la margen derecha del sena, en el interior del jardín de las Tullerias y al lado de la Plaza de la Concordia. El otro es el de Orsay, muy cerca del anterior pero situado al otro lado del río.
Teníamos conocimiento de la huelga y las manifestaciones que se habían convocado para este día para rechazar una vez más en las calles la reforma del sistema de jubilación que impulsa el presidente conservador Nicolás Sarkozy, cuya popularidad sigue cayendo, peo pensábamos que esto no afectaría al turismo. Poco después pudimos comprobar que estábamos equivocados. 
Abandonábamos nuestro flamante apartamento algo mas tarde que en días anteriores y tomábamos sin problemas  la Línea 2 del metro hasta Pigalle y aquí la Línea 12 hasta Assemblee Nationale que nos deja a un tiro de piedra del museo de L’Orangerie. A medida que nos aproximábamos era evidente que algo extraño pasaba,  y así era, carteles de la dirección indicando que el museo estaba provisionalmente cerrado y que hasta aproximadamente la 11,30 horas no habría un nuevo comunicado. Visto el panorama nos dirigimos hacia el puente de la Concordia para probar suerte en el museo D’Orsay con idéntico resultado, mucha gente esperando junto al museo y ninguna seguridad sobre cuando podrá abrir el museo.
Dada la proximidad del barrio latino pasear por sus calles era esta la alternativa mas atractiva, haríamos tiempo hasta la hora de comer y después ya veríamos si la situación había mejorado.
Recorremos el bulevar de Saint Germain y aprovechamos para visitar un mercado tradicional, el de Saint Germain. Un mercado cubierto que tiene una gran parte dedicada a frutas, verduras, panadería, carnes, pescado etc. otra parte se ha convertido en tiendas de lujo, vestidos y muebles, con suelos de mármol y grandes cristaleras.
Continuamos nuestro paseo por el bulevar en dirección de nuevo a Saint Michel y a la zona mas animada del barrio latino. Callejeando coincidimos con la manifestación que al parecer inicio su marcha en la Plaza de la Bastilla y en ese momento pasaba por delante nuestro. Una masiva manifestación de franceses rechazando en las calles una vez mas una reforma que prevé aumentar de 60 a 62 años la edad mínima para jubilarse y de 65 a 67 años la edad para cobrar una pensión completa. Y que impulsa el presidente conservador Nicolás Sarkozy, cuya popularidad sigue cayendo.
Las columnas de manifestantes no sólo parecían más compactas, sino que había mucha presencia infantil, inclusive en las cabeceras de los cortejos, enarbolando banderines y pancartas hechas a mano y de colores, en las que explicaban, con cierto humor y a su manera, las consecuencias de una reforma que según una encuesta  rechaza el 71% de los franceses.
"¿Abuela, me cuentas un cuento? No puedo, tengo que ir a trabajar", decía una de ellas, escrita por Claire, de 12 años, que se manifestaba con sus padres.
Teníamos apetito, era nuestra hora habitual de comer, hacia un día magnifico y en aquellas calles abundaban los restaurantes de todo tipo, italianos, japoneses, hindúes, tailandeses etc. así que decidimos que un japonés no estaría mal y encontramos el Zenyama en la rue de Fouarre donde disfrutamos de una esplendida terraza y de una sabrosa comida japonesa.
Regresamos de nuevo a los museos de L’Orangerie y D’Orsay por ver si la situación había mejorado y al menos podíamos ver uno de ellos, pero todo seguía igual, el plan para este día se había roto y se hacia necesario improvisar. 
Nos dirigimos hacia el río Sena, mas concretamente a un embarcadero llamado Port de la Conference, situado en la margen derecha entre el pont D’Alma y el Pont des Invalides, donde atracan los barcos de la compañía Bateaux-Mouches, la mas antigua de todas las que explotan los cruceros por el río.
Se trata de barcos modernos y con  tecnología actual, audio guías en 22 idiomas y que ofrecen una vista de la ciudad a través de un recorrido por el Sena de algo más de una hora de duración y a intervalos de unos 30 minutos. El precio para los adultos es de 10€. Compramos los billetes y ya había un barco esperando para salir con aproximadamente 250 pasajeros que es la capacidad de una de las cubiertas, la que esta al aire libre.  Un paseo relajante, con una panorámica de 180 sobre todos los edificios a ambos lados del río. Cuando regresábamos al punto de partida se produjo un hecho curioso: viajaban en el barco una pareja de recién casados acompañados de unos fotógrafos,  y  que al parecer les estaban haciendo su reportaje de boda. Pues bien, también viajaba un numeroso grupo de turistas hindúes. Todo esto no hubiera sido destacable si no es porque uno de los turistas hindúes, decidió pedirles a los novios una foto junto a ellos, a lo cual aceptaron. A partir de ese momento entre risas, griterío, apretones etc., los otros cien  hindúes del barco querían hacer lo mismo y aquello se convirtió primero en una juega y al final supongo que en un verdadero suplicio para los novios que lo soportaron con verdadera paciencia y simpatía. A todo esto el resto del pasaje que en su mayoría eran japoneses haciendo fotos a diestro y siniestro de todo lo que se movía.
Finalizado el paseo, de nuevo en el embarcadero nos dirigimos a Notre Dame para tomar nuestro bus 96 que nos llevaría a casa después de un día plagado de imprevistos, pero muy satisfactorio