Cuando me dicen que ya estoy demasiado mayor para hacer una cosa, me apresuro a hacerla enseguida. (Pablo Picasso).
A
traves de estas paginas, estarás asistiendo al nacimiento de
un proyecto iniciado con enorme ilusión, trabajando durante
meses para que al fin puedas ver reflejadas mis inquietudes,
propuestas, opiniones etc.
Algunos de nosotros,
una vez alcanzada esa edad en la que podemos retirarnos de
nuestras obligaciones laborales, hemos decidido dedicarnos a
actividades que quizás siempre quisimos hacer pero para las
cuales no tuvimos tiempo, porque estábamos muy ocupados
ganándose el pan de cada día.
Porque
cada persona tiene derecho a decidir cómo quiere vivir esta
nueva etapa de su vida. Una etapa que hay que afrontar no como
el ocaso sino como la culminación de la vida, como la
oportunidad de encontrar los aspectos positivos de este
periodo más allá de las limitaciones de cada uno y en donde la
persona pueda reflexionar serenamente sobre su vida. Lo
importante es que cada uno de nosotros decida cómo quiere
vivirla sin importarle los “perfiles” que la sociedad ha
definido de antemano para los mayores.
Sin
duda, se trata de una experiencia individual y cada persona la
vive según su situación particular, en la que intervienen
diversos elementos como su estado de salud, el económico, el
tener o no tener apoyo por parte de familiares o amigos, etc.
En
el mundo actual que vivimos, el mundo del mayor se caracteriza
cada vez más por un modelo de naturaleza autónoma y activa.
Hacerse
mayor es un proceso ineludible. Lo deseable es llegar con
calidad de vida. Es decir, rodeado de las condiciones
materiales, afectivas y emocionales que le brinden a la
persona una armonía, un equilibrio tanto en lo económico como
en lo psicosocial.
Nosotros
como ciudadanos debemos hacer los esfuerzos necesarios para
romper viejos esquemas y lograr cambios significativos. Está
en la propia naturaleza del ser humano la posibilidad de
construir un mundo mejor, creando las condiciones que permitan
modificar aspectos presentes en nuestra sociedad y que en nada
favorecen a la imagen que la misma tiene de sus mayores.
Ahora
solo nos toca reflexionar y valorar cuál puede ser nuestro
aporte a nivel individual.
